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Molinos urbanos para aprovechar el viento


La demanda de energía limpia y a bajo costo en las ciudades no hará sino crecer, de la mano del agotamiento de las fuentes de energía convencionales (fósiles) y de la necesidad de reducir emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático. Esta es la idea que inspiró a Claudio Chami, un ingeniero electrónico argentino que desde hace una década vive en los Estados Unidos, para crear la compañía WindStream junto a su socio Dan Bates. El primer producto que desarrollaron es el TurboMill, un micro generador eólico que permite aprovechar el viento que circula en las azoteas y terrazas de las edificaciones urbanas. Cada dispositivo, compuesto por tres microturbinas, es capaz de desarrollar desde 150 W a 1 kW, dependiendo del viento. Su costo unitario es de u$s 500 y se pueden instalar hasta 10 por vivienda, con lo que se cubre hasta un 30% del consumo energético de los hogares.

 “Creemos que nuestra tecnología es una alternativa efectiva para ayudar a los gobiernos a alcanzar los objetivos de eficiencia energética y reducir su huella de carbono, y además posibilitar el acceso a la energía a poblaciones aisladas o de bajos recursos”, define Chami. El TurboMill se puede implementar tanto en viviendas urbanas como en zonas rurales sin acceso a energía de red, para cubrir necesidades básicas de iluminación, funcionamiento de electrodomésticos, bombeo de agua, entre otras. Por otra parte, los usuarios que no utilicen la energía generada por el TurboMill, pueden volcarla a la red y percibir un pago a cambio.

La compañía fue incubada en el Purdue Tech Center en New Albany, Indiana, y recibió un subsidio de u$s 1 millón de la ciudad de North Vernon, Indiana, más un crédito de u$s 1,4 millones para la instalación de una planta industrial con 100 empleados en ese distrito. Además, la firma cerró un contrato con el gobierno brasileño para suministrar estos equipos al programa “Luz para Todos”, que proveerá energía limpia a más de tres millones de hogares rurales con un consumo eléctrico inferior a 80 kW/h. En tanto, en México, WindStream creó, junto a la concesionaria vial OHL, la primer autovía carbón neutral, la Supervía Poniente. El proyecto, cuya primera etapa terminará antes de 2012, prevé generar energía por la vía eólica y abastecer la iluminación de la autopista. Eventuales excedentes se proveerían a la compañía de servicios energéticos local. El resultado final: reemplazar la generación por fuentes tradicionales carbono intensivas.

“Mi idea es montar una planta similar en mi país, la Argentina, para atender las necesidades del mercado latinoamericano, crear trabajo y formar técnicos e ingenieros para realizar la transferencia de tecnología a la región. Otras posibilidades son México y Brasil, donde ya hicimos implementaciones”, afirma Chami.

Por la vuelta

Para encontrar la génesis de este proyecto, hace falta remontarse a los años ‘80, cuando Claudio Chami, con un flamante título de ingeniero electrónico por la UTN, fue contratado por una compañía estadounidense de Sistemas, Dinorall Corporation, para armar una red de distribución en el Cono Sur. Luego fue trasladado a Francia, donde formó su familia, vivió durante 15 años y creó dos compañías: IS France, en 1997, una integradora de sistemas, y Equod, en 1999, desarrolladora de Sistemas para Logística y Transporte. En 2007, se instaló en los Estados Unidos y se unió a VectorMax, una desarrolladora de tecnología IPTV (televisión bajo protocolo de Internet), proveedora de este servicio para la Time Warner. Allí conoció al multifacético Dan Bates, su socio, que por entonces era productor de la cantante y actriz Diana Ross (no confundir con Diana Arroz). Ambos compartieron su preocupación por el medio ambiente. La formación técnica de Chami se unió a los contactos de Bates, y así crearon WindStream. El primer paso fue contratar a investigadores del laboratorio de energía eólica de la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles), quienes asesoraron en el desarrollo del primer prototipo. Luego consiguieron ser incluidos en el programa de incubación del prestigioso instituto tecnológico Purdue, en New Albany, donde trabajan junto a nueve especilistas, responsables del desarrollo de los productos que comenzarán a fabricarse en mayor volumen cuando se inaugure la primera planta propia, en North Vernon.

Cada dispositivo es algo más grande que un equipo de aire acondicionado y consta de una base con tres turbinas de eje vertical, enteramente construidas en material reciclable. El desarrollo recibió, entre otros, el premio Vogt de Innovación e Invención, uno de los más renombrados de los Estados Unidos, y fue presentado como producto innovador durante la última Cumbre de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, a fines de 2010. Varios pueden verse en los techos de edificios públicos como la municipalidad de Louisville o la embajada de los Estados Unidos, en Noruega.

Hoy, el mayor sueño de Chami es ver girar las aspas de sus mini aerogeneradores en edificios y comunidades rurales argentinas. Los problemas de provisión energética en el país insuflan viento a favor para su proyecto.

Perfil

  • Empleados: 8 (incorporarán 100 más antes de fin de año)
  • Inversión inicial: u$s 2,4 millones
  • Facturación: u$s 10 millones por la provisión de 30.000 aerogeneradores al gobierno brasileño para el plan “Luz para todos”
  • Proyecto: instalar una fábrica de aerogeneradores en la Argentina.

http://www.cronista.com/pyme

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