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DESARROLLO

Agua potable, mil niños muertos por día

El acceso al agua es el recurso natural más preciado en zonas como India, África y regiones de América. El 40% de la población mundial sufre actualmente este flagelo.

Leon McLaughlin se encontró con una mujer mexicana que lo iluminó. Ella le contó una curiosidad de un ciudadano estadounidense que había visitado su ciudad. Lo que le dijo lo motivó a fundar una organización no gubernamental que combatiera una realidad que acababa de conocer. La revelación lo llevó a cambiar su vida: fundó en 2008 Clean Water Fundation, una asociación sin ánimos de lucro.

La mujer le narró una historia tan sencilla y dramática que le revolvió los principios, las creencias, las prioridades. Aquel inocente e ignoto visitante había encontrado una bañera llena de agua estancada en la casa de la señora. Pensando que le hacía un simple favor, decidió drenarla, sacarle el tapón. Sus valores -los del aquel agradecido ciudadano extranjero- concebían que su acción estaba bien, que eso era inusual, que eso no debía quedar ahí. Resultó que lo que se iba por el desagüe antes que agua estancada y contaminada, era un líquido preciado que se estaba perdiendo. La mujer le gritó, desesperada. Allí, en ese momento, el visitante entendió. Como entendió Leon años después cuando le contaron la anécdota. Era el suministro de agua conseguido durante un mes. Lo que para algunos es de vital importancia, para otros puede resultar prescindible.

Ese incidente contextualizó el drama del agua potable en el mundo. Leon McLaughlin era un empresario del café que viajaba por el mundo vendiendo un producto que se nutre del agua limpia y segura. La realidad lo golpeó. Tras años de práctica sustentable, la fundación se asoció con otras compañías preocupadas para financiar proyectos de potabilización del agua. El objetivo planteado era desarrollar más de cien máquinas purificadoras para distribuir entre escuelas y hospitales entre India, África y regiones americanas, algunas de las zonas más vulnerables del mundo.

El deseo final es beneficiar a millones de familias en todo el mundo.

Las estadísticas sostienen las prácticas de movimientos solidarios como los de Leon. Cifras difundidas en un nuevo informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA sobre el derecho al acceso al agua segura en la infancia y adolescencia, estremecen. Por día mueren casi mil niños en el mundo por causas de enfermedades diarreicas prevenibles asociadas al agua y el saneamiento. La escasez afecta a más del 40% de la población mundial; dos millones y medio de personas carecen de acceso a servicios básicos de saneamiento como duchas o inodoros; y algo más vinculado a estudios argentinos: los registros señalan que en el Conurbano Bonaerense el déficit de acceso al agua de red en la infancia alcanzaba al 31% en 2015.

Soluciones tecnológicas para combatir este flagelo
La carencia de un recurso tan sencillo para algunos y tan valioso para otros tiene repercusión en diversos emprendimientos alrededor del mapa. Como oferta de solución a tamaño drama, una compañía tecnológica reprodujo un sistema de potabilización y mineralización que además de proporcionar H2O pura distribuirá energía renovable y conectividad a pueblos olvidados del globo.

Comúnmente esas zonas marginadas tampoco disponen de electricidad y mucho menos de Internet. Watly es la respuesta a esta trío de faltas, el remedio a la ausencia de políticas públicas. Vida, energía y futuro es el lema de esta innovación que subraya tres conceptos neurálgicos: agua, electricidad y conectividad.

La máquina purificadora lo que propone es paliar esta calamidad social con una computadora inteligente, el primer ordenador termodinámico del mundo. Su ambición es su razón de ser: dotar de agua potable, electricidad e Internet a cada rincón del planeta, con énfasis en los lares más recónditos y subdesarrollados. Durante tres años experimentó sus operatividad en una villa de Abenta de Ghana, un pequeño pueblo de 750 de habitantes donde se ha emplazado la versión 2.0 de la fase de prueba.

Para su funcionamiento, Watly -una creación del italiano Marco Attisani- se basa en el principio físico de la destilación por compresión de vapor. Como por algunos factores y en ciertas regiones el proceso no se realiza de modo natural, este desarrollo promete reemplazarlo vía artificial. El sistema funciona con dos energías: fotovoltaica y térmica. La térmica calienta el agua no potable a través de la energía del sol. Mediante este método, el agua se evapora, se condensa, destila y remineraliza. Marcos Bassols, ingeniero y diseñador del proyecto, destacó que esta innovación se realiza sobre un proceso de potabilización del agua limpio y sostenible. Este procedimiento evita que el líquido pase por un mineralizador especial, reduciendo así su acidez y normalizando su pH.

El nivel de eficiencia de Watly es sorprendente: recoge cinco mil litros de agua purificada por día. Parte de la energía captada por los paneles solares fotovoltaicos que cubren el generador, se utiliza para limpiar y desalinizar el contenido fluvial u oceánico. La energía restante se almacena en una batería de 140 kilovatios por hora, con facultades para recargar celulares, lámparas y computadoras portátiles. En simultáneo, sus módulos de hasta 40 metros de largo emplean una combinación de ondas de radio, conexiones 3G o 4G y otros enlaces satelitales para suministrar conexión a Internet.

En la actualidad, está en fase de diseño una versión 3.0 mejorada. Un proceso de financiación colectiva que recaudó más de dos millones de dólares alimentó el deseo para aumentar su eficiencia y capacidad de producción. Aumentar su tamaño y sus utilidades es el objetivo siguiente en pos de abastecer a más de tres mil residentes.

Otras dos soluciones proyectadas para contrarrestar la falta del líquido vital surgen desde el continente americano. Investigadores del MIT, Instituto Tecnológico de Massachusetts en Estados Unidos, diseñaron e instalaron en “La Mancalona”, una pequeña población rural de la Península de Yucatán en México, un sistema de purificación que funciona con la luz solar capaz de sanear agua de pozo y de lluvia. Estos paneles generan electricidad para alimentar un conjunto de bombas que impulsan el agua a través de membranas semiporosas a un proceso de filtración por ósmosis inversa. Mil litros de agua por día para abastecer a los 450 residentes son gran ayuda para reducir drásticamente el número de enfermedades, donde los niños resultan ser los más expuestos. Así, la población, con predominio de la agricultura, se volvió auto sostenible.

El “Sistema Tohá” o “Lombrifiltro” es una innovadora y ecológica tecnología de procesamiento de aguas servidas con desarrollo en Chile, México y Ecuador y proyecciones de exportación mundial de una técnica típicamente latinoamericana. Consiste en el tratamiento con miles de lombrices rojas californianas (Eisenia foétida), intervinientes en una segunda etapa de filtración. Las lombrices consumen el material sobrante produciendo humus, lo que después se transforma en abono. Las fecas de esta especie generan una serie de microorganismos que se transforman en un subproducto sustentable. Su voracidad, su tasa de fecundidad, su bajo costo logran un nivel de eficiencia superlativo para una técnica artesanal que busca subsanar un recurso vital para el desarrollo humano.

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