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AGRICULTURA DESARROLLO

Soja, por más rinde y mejor fertilización

La fertilidad de la pampa húmeda viene en baja, pero la soja también puede ayudar a recomponerla.

Los colores en los mapas de disponibilidad de nutrientes en la zona central del país están cambiando. Basta con mirar y comparar el antes y el después de la fertilidad en esa zona, la más productivas del país y con más años de agricultura, y concluir que la dotación de determinados nutrientes clave está cayendo fuertemente y, en ciertos casos, es grave.

En los últimos años, uno de los cultivos identificado con esta caída en los niveles de fertilidad es la soja. Sin embargo, la oleaginosa también puede ayudar a cambiar.

Así lo plantearon los especialistas de Bunge esta semana, cuando presentaron oficialmente “Propuesta Bunge”. Se trata de un proyecto que tiene a la oleaginosa como pilar y que reúne más de diez años de trabajo científico, que se apoyó también en una gran red de ensayos de fertilización en campos de productores.

Propone un plan con doble propósito. El primero, elevar los rendimientos del cultivo a través de una fertilización de punta y, el segundo, con esa misma alta nutrición, ir recuperando paulatinamente la fertilidad de los suelos.

Y las metas ya se empezaron a cumplir. Los técnicos de la compañía vieron en los ensayos aumentos de los rendimientos de entre 450 a 950 kilos por hectárea en las distintas zonas sojeras.

Con esta propuesta de la compañía quedaron demostradas las respuestas contundentes a la incorporación de fósforo, azufre y boro que tiene la soja. “El objetivo de la red era sumar las distintas tecnologías que habían sido evaluadas por separado, en un solo plan de fertilización”, dijo Juan Urrutia, coordinador del equipo técnico de la compañía, respecto del protocolo de fertilización balanceada con estos tres nutrientes, que sostienen que debe comenzar a aplicarse en la pre-siembra del cultivo.

En concreto, una de las claves de la respuesta lograda fue separar la incorporación del fertilizante al momento de siembra, aplicando un 70% en invierno, al voleo, y el restante 30% en la siembra. “Los resultados fueron sorprendentes, muy superiores a los que lograba el productor con su práctica habitual” conluyó Urrutia, esperanzado por el interesante panorma que se abre a partir de ahora.

http://www.clarin.com/rural

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